Yúbal.FM

Blog de Yúbal, donde hablo de música, series, tecnología y de cualquier otra cosa que se me pase por la cabeza.

Todavía recuerdo cuando hace años Netflix era una plataforma de culto. No tenía muchas producciones, pero las que hacían propias eran excepcionales, y cuando una buena serie era cancelada en otra plataforma ellos la recuperaban para darle continuidad. Eran buenos tiempos, y pudimos disfrutar de series excepcionales como “Orange is the new black” o “House of Cards”, entre muchas otras.

Pero los años han pasado, y a finales de este 2022 Netflix es todo lo contrario a lo que era cuando todos la amábamos. Sus producciones ahora son decenas, como si fuera una fábrica de churros, y la calidad de estas ha bajado bajo mínimos. Sí, de vez en cuando les sale una muy buena serie, pero enseguida nos olvidamos de ella para seguir con las que emiten en el resto de plataformas. Además, cuando consiguen parir una de las mejores adaptaciones de uno de los cómics más imposibles de adaptar como “The Sandman”, incluso si es evidente que el presupuesto es muy bajo, tardan muchísimo en renovarla y casi la cancelan. Otras grandes series han corrido peor suerte, y Netflix se ha convertido en esa plataforma que cancela buenas series, y todos deseamos que otras acaben rescatándola.

Pero lo peor no es eso, lo peor es el feeling que dejan sus buenas series, el feeling de la decadencia de la plataforma. Con muy buenas producciones como “The Sandman”, el sabor que me queda en la boca cuando la termino es que ojalá esta serie se hubiera producido desde HBO o desde Apple TV+, ya que tendría más presupuesto, sería más seria, tendría más medios, sería mejor. Y lo mismo pasa con las malas adaptaciones como “The Witcher”, si hubiera corrido a cargo de otra plataforma posiblemente tendríamos una serie mucho mejor, y con suerte más fiel a los libros y con un mejor casting.

Y no, con el casting no quiero parecer un racista que se queja por cambios de etnias en personales, porque en The Sandman al personaje de la Muerte pasaron de hacerla blanca nieve como en los cómics a negra, y quedé encantadísimo con el resultado porque la esencia de los personajes está ahí. Pero en The Witcher han cogido a personajes como Yennefer y le han escupido a la cara. Qué mala suerte, porque es también lo que hicieron en los dos primeros videojuegos de CD Projekt, cuando hicieron un copia pega, omitieron a Yen e hicieron que Triss fuera una copia barata de ella.

Ya nadie pide series emitidas de golpe

Cuando Netflix estaba en su máximo apogeo, surgió el debate de si el resto de plataformas también debería liberar a la vez para poder hacer una buena maratón. Simplemente, Netflix tenía muy buenas serie, y con sus maratones conseguían que todos habláramos de ellas durante una o dos semanas. Eran las series a recomendar.

Pero yo considero que esto también ha pasado a mejor vida. Como he dicho antes, las pocas veces en las que Netflix consigue una buena serie todos la devoramos y comentamos… y enseguida pasamos a hablar de otras. Porque en Apple TV+ o en HBO puede que hayan estrenado una muy buena producción, y que todos estemos comentando cada capítulo durante una semana, teorizando lo que va a pasar, esperando que llegue el día de emisión del siguiente capítulo para comentarlo. Creo que simplemente es una experiencia mejor. Es verdad que a veces una serie pide ser devorada, pero ir racionándola me parece la estrategia más acertada.

Y con esto, hemos pasado de pedirle a HBO que se Netflixifique a que sea Netflix la que intente adoptar las buenas prácticas de la competencia. En mi caso, cada vez que Netflix anuncia que ha adquirido los derechos para adaptar alguna saga literaria con un tema que me interesa me acabo echando las manos a la cara y maldiciendo a quien corresponda porque los derechos no hayan ido a otra plataforma.

Sin embargo, hay algo que sí sigo agradeciéndole a Netflix, y es su apuesta por las producciones nacionales de cada país. Esto es algo que también hacen otras plataformas, pero no tanto, y esta diversidad ayuda a que determinados países como pueden ser España y Alemania crezcan en calidad de producciones ahora que saben que estas serán internacionales y no se quedarán todavía más maltratadas por algún canal convencional de televisión. Iba a decir que también quedarían inundadas de publicidad, pero no hablaré muy alto porque los anuncios también han llegado a Netflix.

#Internet #Streaming #Series #Netflix

Felices fiestas, tú que estás leyendo estás líneas. No importa tu religión ni lo que estés celebrando exactamente. Si durante el día de hoy o en las próximas semanas tienes algún tipo de celebración, espero que lo pases lo mejor posible.

En esta parte del mundo, la Navidad la celebramos esta noche, y aunque es una fiesta religiosa, para muchos de nosotros no tiene que ver nada con la religión y es simplemente una noche en la que la familia acostumbra a reunirse y celebrar. Y no pasa nada. Al final somos animales sociales, y estas costumbres nos hacen felices.

Este es mi caso. Para mi la Navidad no tiene nada de religioso, y de hecho para mi mismo me digo que celebramos el solsticio de invierno (aunque sea el día 21). Pero es un fecha en la que desde pequeño he aprendido que la familia se junta y celebra, y eso se me ha quedado. Si me conoces, ya sabes que soy una persona a la que no le gustan mucho las celebraciones, soy un tipo aburrido. Pero a veces, es la felicidad de otros la que te da a ti tu felicidad, como ver a mi padre y mi madre sonreír cuando nos juntamos con ellos sus dos hijos, que vivimos ambos lejos de ellos.

En cualquier caso, sea cual sea tu contexto, solo quería desearte unas felices fiestas, y espero que lo pases de la mejor manera posible.

Leprous es una de las mejores bandas de metal progresivo que hay en la actualidad, y aunque de vez en cuando había escuchado alguna canción en el pasado, ha sido este año cuando he conseguido sumergirme finalmente en su mundo musical. No son un grupo fácil de escuchar, porque su música puede resultar muy diferente, extraña, peculiar, y te lleva por caminos no siempre melódicos y no siempre fáciles de digerir. Tiene mezcla de música profunda y contemplativa, con otras partes más potentes o incluso estridentes, y luego hay temas que a todo eso le añaden unos estribillos muy melódicos.

Primero fueron una o dos canciones, con momentos increscendo en los que la voz de Einar Solberg luce con luz propia. Me recuerdo pensar que era imposible que un hombre tuviera una voz así de versátil y capaz de llegar a unos tonos tan altos. Pero luego lo escuchas en algún vídeo en directo y ves que sí, que es una de las voces más prodigiosas que has escuchado en tu vida. Pero aun así, no siempre es suficiente como para conseguir engancharte al grupo. Suenan demasiado “raro”.

Hace unos meses escuché una reseña en YouTube de un estadounidense que hablaba con ellos, y que comparaba la primera vez que los escuchas con la primera vez que bebes whisky. En el primer sorbo te pueden repeler, pero si les das tiempo y sigues bebiendo acaban enganchándote para siempre. El caso es que durante todo 2021 muchos algoritmos de música que escuchaba me apuntaban hacia ellos, pero nunca me terminaban de enganchar más que con una o dos canciones.

Con “The Congregation” Leprous consiguió enamorarme

“The Congregation” es considerado por muchos como la mejor obra de la banda, e incluso uno de los mejores discos de Prog de la última década. Y fue escuchándolo entero una noche cuando hubo una canción que consiguió engancharme y hechizarme. La canción se llama “The Flood”, y es como un hermoso canto a la desesperación. Es una canción oscura pero muy melódica y hermosa, muy ambiental, y con una explosión sonora en el estribillo.

“Corta mi cuerda mientras me veas trepar, déjame caer donde no me encontrarán.” La canción es pura desesperación, como un canto a los efectos de la depresión y cómo te golpea cuando intentas levantarte y mejorar. Está envuelta en una atmósfera muy oscura, que por alguna razón también me evoca una conversación con el diablo… no sé, quizá leí demasiado a Anne Rice cuando era joven.

La cuestión es que esta canción se convirtió en un flechazo, un amor a primera escucha y una obsesión musical que machaqué una y otra vez durante semanas. Y tras ella, todo el disco consiguió entrarme por los oídos y lo escuché de principio a fin varias veces. Y claro, una vez hecho esto ya todas las demás canciones de la banda me entraron más fácilmente, y conseguí explorar y disfrutar su música, dándome cuenta de que lo que los demás decían es verdad: es uno de los mejores y más diferentes grupos que puedes escuchar hoy en día.

Actualmente, Leprous es junto a Riverside el grupo que más he escuchado durante este 2022 según mis estadísticas de Last.fm. Y además de eso, tengo entradas para verlos en febrero en Barcelona y poder comprobar en persona otra de las cosas que algunas personas me han dicho de ellos: que en directo son una auténtica maravilla.

Por su parte, en mi colección de CDs tengo ya 3 discos de Leprous, que además me gasté más dinero por el detalle de buscar las ediciones especiales en digipack, y The Congregation también lo tengo en vinilo. De vez en cuando me permito el placer de paladearlo en este formato, mientras que muy a menudo lo tengo puesto en Apple Music o con su CD.

#Música #Prog #Metal #Leprous

Los musicales son un género que nunca he disfrutado demasiado. Quizá es porque la experiencia al verlos en la tele depende demasiado, en mi opinión, de las canciones que tenga. Y claro, con la excepción de obras como Los Miserables, en general en los musicales no me suelen gustar todas. Sin embargo, este fin de semana he ido a ver La Jaula de las Locas, producida y protagonizada por Ángel Llácer, y que posiblemente puedas recordar por la versión en formato película Una jaula de grillos.

Los asientos eran buenos, en segunda fila, y eso me permitió disfrutar mucho de lo que era la obra en sí, las actuaciones, las expresiones de los actores, cualquier mínimo ruido o expresión. Y la verdad es que eso ha sido una experiencia maravillosa. Sobre el musical en sí, no me gustaron las canciones, pero a pesar de eso la historia era entretenida y los actores brillantes, por lo que solté varias carcajadas y las 3 horas que estuvimos en el teatro pasaron volando.

La historia ya la sabéis, tal y como describe la sinopsis de la adaptación de los 90 Una jaula de grillos protagonizada por Robin Williams en IMDb: “El propietario de un cabaret gay y su pareja drag queen acuerdan fingir ser heterosexuales para que su hijo pueda presentarles a los conservadores padres de la novia.” En el musical, la cuestión de la cena en sí es el segundo acto, y se le da mucha importancia a la parte del cabaret, lo que la hace muy entretenida.

Honestamente y pese a ser una historia muy sencilla, me parece brillante exponer lo ridícula que es la homofobia con algo tan sencillo como presentar una situación bastante clásica pero dándole la vuelta, y que lo que muchos consideran “lo raro” sea “lo normal”, y quienes son “los raros” son las personas con esa mentalidad cerrada e ignorante que demasiado a menudo normalizamos. Porque al final, lo importante es el sentimiento, y no alto tan tonto como si la otra persona es hombre o mujer, alta o baja, rubia o castaña.

En definitiva, me lo pasé muy bien en un musical cuyas canciones no me gustaron demasiado, algo que hasta ayer consideraba que no podía ser, y que si no te gustan todas las canciones no se disfruta tanto. Esto hace que piense que quizá tenga que ir a más musicales, aunque en Castellón no los haya y tenga que coger el coche a Valencia.

#Teatro #Musical

Se acabó. Twitter se ha convertido en una red social que fomenta el odio y la desinformación, y en una seria cruzada contra la libertad de expresión y de elección. Llegados a este punto, seguir creando contenido en Twitter es amparar estas prácticas, y es algo que mi conciencia no me permite hacer.

Es por esto que he decidido borrar todas y cada una de mis publicaciones en esta red social. Sigue siendo una importante fuente de información que, por trabajo, debo seguir consultando, pero ya no interactuaré. Si alguien comparte artículos míos mencionándome lo retwittearé, pero nada más.

Confieso que ha sido un poco doloroso borrar los casi 3.500 mensajes que tenía publicados en casi 12 años registrado en esa red social, pero me siento mejor conmigo mismo después de hacerlo.

Por qué he tomado esta decisión

Elon Musk es un millonario hijo de padres de clase alta, y que tras dar el pelotazo vendiendo la empresa PayPal se hizo un nombre impulsando los coches eléctricos con su empresa Tesla y haciendo más económicos los viajes espaciales con SpaceX. Pero también tiene un lado oscuro, como fomentar estafas piramidales con criptomonedas y un par de fracasos en sus proyectos de crear un medio de transporte más rápido que los trenes de alta velocidad o crear túneles subterráneos para evitar atascos que realmente los crearon todavía más serios.

También es una persona impulsiva. En abril del 2022 decidió comprar Twitter, para unas semanas después buscar excusas desesperadamente para no hacerlo. Al final, a finales de octubre acabó teniendo que aceptar y efectuar la compra. Cuando lo hizo, prometió una nueva era de libertad y transparencia en la red social, que al final ha acabado siendo lo contrario. También ha despedido a más de la mitad de los empleados y establecido prácticas laborales esclavistas y muy tóxicas en la empresa.

Tal y como yo veo las cosas y siempre según los mensajes que él publica, Elon Musk es un racista misógino de extrema derecha. O por lo menos eso es en lo que se ha convertido en los últimos meses, porque él asegura que antes también fue de izquierdas. Su primer paso para conseguir la libertad de expresión fue considerar a quienes piensan diferente a él bots y trolls. Se posicionó en contra de los movimientos que buscan la igualdad de género y una representación menos racista en las series y películas. Mientras despreciaba a una parte de los usuarios, empezó a levantar los bloqueos establecidos por el Twitter anterior a él a difusores de noticias falsas, racistas y sexistas.

Twitter siempre fue una red social absolutamente tóxica, donde el odio y los insultos predominaban. Pero también es la red social más influyente de occidente, con muchos medios de comunicación publicando allí su contenido, y periodistas de todo el mundo cubriendo lo que está pasando en tiempo real. Allí me he informado mucho sobre eventos recientes como la invasión rusa de Ucrania o la revolución en Irán en busca de la libertad. En ocasiones, su influencia incluso estaba exagerada, con medios de comunicación dándole demasiada voz a cuatro gatos criticando cosas puntuales que a nadie le importan. Pero era un mal conocido, y los veteranos aprendimos a navegar esas aguas.

Pero ahora el odio y la crispación se han desatado todavía más. Y claro, como los medios de comunicación cuentan lo que pasa, Elon Musk también les ha declarado la guerra. Solo hay sitio para su realidad paralela, y prefiere fomentar grupos racistas de desinformación como QAnon mientras llama mentirosos a verificadores y medios serios.

Ante estas prácticas, muchos usuarios hemos buscado alternativas a Twitter, y hemos encontrado en Mastodon un nuevo hogar. Es una red descentralizada y dividida en servidores interconectados, donde lo primero que sorprende es que hay bastante positividad, algo que contrasta con la creciente crispación. Desde el principio Elon Musk ha estado insultando a Mastodon y sus usuarios, pero hoy ha dado el último paso suspendiendo la cuenta oficial de Mastodon en Twitter y marcando como potencialmente peligrosos todos los enlaces que apuntan a esa red social.

Posiblemente haya personas que piensen diferente a mi, y que consideren que Twitter es un lugar mejor. Cada uno tenemos una opinión marcada por nuestra experiencia y puntos de vista, y si piensas que ahora Twitter es mejor que antes yo solo puedo respetar tu opinión, aunque la mía sea opuesta. Y es esta incomodidad provocada por las prácticas la que me ha llevado a dejar de estar activo en Twitter.

#Internet #Twitter #Personal #RedesSociales

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Cada fin de año, todos los servicios de streaming te ofrecen un resumen anual con tus estadísticas de escucha, y no es raro encontrarte en redes sociales con los Spotify Wrapped o Apple Music Replay de turno. Pero todos estos sistemas tienen un problema, y es que sólo muestran los datos de lo que escuchas en esas plataformas concretas. ¿Qué pasa si utilizas varios servicios de streaming o si quieres contabilizar también lo que escuchas en formato físico?

Es aquí cuando entra en juego un viejo conocido llamado Last.fm. Se trata de un servicio de scrobbling, que es el término que se utiliza para referirse a enviar tus datos de escucha. Servicios como Spotify, Tidal o Qobuz incluyen en su configuración un apartado para hacer scrobbling a Last.fm, en Apple Music puedes usar apps de terceros, y también tienes otras aplicaciones para recopilar lo que escuchas en Windows o macOS.

Además, hay páginas como OpenScrobbler que te sirven para añadir datos a mano de una canción o un disco que has escuchado. Gracias a esto, si estoy escuchando un CD o un disco de vinilo puedo añadirlo a mis datos de Last.fm, y todo contabiliza y queda centralizado en una misma web.

Last.fm es un servicio que tiene más de una década a sus espaldas, y personalmente tuve una cuenta hace muchísimos años que abandoné, y desde hace dos o tres años vuelvo a tener otra. Y no te puedes imaginar lo que me arrepiento de no haber continuado haciendo scrobbling y no poder contar con los datos de toda una década.

Soy un loco de las estadísticas musicales

Lo admito, puede que te traiga absolutamente sin cuidado todo eso de las estadísticas musicales, y que te parezca demasiada complicación para el poco uso que le vas a dar. Pero es que en el caso de que resúmenes como Spotify Wrapped te gusten, con Last.fm vas a poder ver las estadísticas de lo que escuchas cada día, cada semana, cada mes o cada año.

Y es más, hay servicios de terceros con los que puedes crear fichas o stories de Instagram con estadísticas de lo más escuchado de la semana o mes, o puedes crear imágenes compuestas con las portadas de los discos más escuchados. Uno de mis favoritos es Musicorum, (la composición de 9 portadas la creé con ella) que también ha prometido volver a traer este fin de año su propio Wrapped.

Si eres un friki de estas cosas como yo, incluso puedes pagar 3 euros mensuales para tener estadísticas resumidas cada mes, incluyendo mi favorita, una evolución de los géneros musicales que escuchas más a lo largo del tiempo. Así puedo saber tonterías que a mi me parecen muy interesantes, como que todo el año el rock progresivo lleva liderando junto al metal progresivo mis estadísticas, pero que gracias a un grupo musical islandés en noviembre escuché más música considerada indie.

Last.fm también es una red social, y puedes dejar comentarios en los perfiles de otros usuarios, así como en las fichas de una canción, disco o grupo concretos. No es algo que los usuarios de la red usen demasiado, pero ahí está. Esto hace que puedas “espiar” lo que escuchan tus amistades dentro de la red, que por cierto en cada usuario verás el índice de afinidad para ver si tienes gustos parecidos, y así saber si las ideas de grupos nuevos que vas a encontrar en su perfil te interesan o no.

Si eres una persona que ha cometido el error de hablar conmigo sobre música, ya sabrás que es un tema que me apasiona, y que si me dejas puedo decirte desde un magnífico grupo de metal árabe tunecino hasta un fantástico grupo islandés de folk, o uno ucraniano de hard rock. Escucho mucho y me gusta explorar la música de distintos sitios, y poder tener todos mis datos centralizados para ver luego qué grupos, canciones o discos escucho más es algo que personalmente me encanta. Y si también tienes afición por esto o quieres un ejemplo, mi perfil allí es Last.fm/user/Yubal_FM.

#Música #Streaming #Internet

Hola, te doy la bienvenida a mi blog personal.

Llevo escribiendo en blogs desde que tengo 19 años, por lo que hacerlo forma parte de mi vida. Sin embargo, en los últimos años he hecho de escribir en una web mi profesión, por lo que el mundo blogger ha quedado totalmente apartado desde entonces. Simplemente, después de trabajar todo el día escribiendo no me quedaban ganas de seguir haciéndolo en un ámbito personal. Sin embargo, las ganas siempre han estado ahí, y llevo los últimos 4 años planteándome crear otro pequeño blog personal, solo que la pereza y no encontrar una plataforma idónea han hecho que lo haya estado posponiendo.

Y luego ha venido el 2022, en cuyo final he descubierto el mundo del Fediverso, con varias redes sociales alternativas a las más famosas interconectadas entre sí, y divididas en distintos servidores. Este tipo de redes alternativas siempre me han dado un poco de pereza, pero en Mastodon he descubierto una alternativa a Twitter llena de positividad y buenas personas. Eso me ha llevado a explorar más servicios del fediverso, lo que a la vez me ha llevado a descubrir Write.as.

Write.as es un servicio de pago que te permite montarte tu propio blog basado en WriteFreely, que es una alternativa a Medium o Wordpress dentro del fediverso. De hecho, Write.as es el servicio que llevan los creadores de WriteFreely, por lo que siendo usuario de pago en parte colaboras con el proyecto con tu dinero.

De este servicio me ha gustado el aspecto limpio y minimalista que ofrece a sus webs, y lo increíblemente fácil de utilizar que es. Es básico, pero sencillo y eficaz. Lo he estado probando unos cuantos días en su versión de pago, verás que hay algunas entradas escritas durante la semana y me ha convencido lo suficiente como para crear definitivamente el blog y darme un primer año para ver si lo aprovecho o no. Por lo tanto, estoy para quedarme.

En este blog vas a encontrar entradas sobre mis aficiones y cualquier cosa que me pase por la cabeza. Sí, trabajo escribiendo sobre tecnología y posiblemente vierta mi opinión sobre algunos temas en este blog, aunque siempre lo haré de forma casual diciendo simplemente lo que opino. Pero lo normal es que hable de otras cosas. Me paso el día (y la vida) escuchando música, por lo que este será el sitio donde comente mis discos favoritos. También veo muchas series y algunas películas, por lo que también comentaré algunas aquí. Y quién sabe, todavía no tengo clara la temática, simplemente escribiré sobre lo que me nazca.

Tampoco tengo clara la frecuencia con la que voy a escribir. Por lo tanto, sin promesas, porque tampoco me quiero obligar a nada aquí.

En los últimos días he estado pensando en qué nombre ponerle al blog, si usar mi nombre personal o buscar algún nombre cool con el que darle un poco más de gancho. Pero qué voy a decir, con la edad me he vuelto una persona perezosa y sencilla, y he acabado usando mi propio nombre. Vi que los dominios .blog son económicos, y al final se ha quedado en yubal.blog, que es algo bastante sencillo de recordar.

Pues esta ha sido toda la presentación. Si quieres seguir mis publicaciones, he activado el feed RSS y las suscripciones por correo electrónico. Además, si estás en Mastodon puedes seguir mis publicaciones buscando y siguiendo la cuenta de @yubal@yubal.blog. En la cabecera de esta página tengo pineada una página donde verás todos los enlaces para encontrarme en otras redes sociales, y prometo hacer relativamente pronto una página “Sobre mi”, pero me da tanta pereza hablar sobre mi…

#Personal

En enero de 2022 tomé la decisión de abandonar Spotify. Tras muchos años siendo usuario premium de esta plataforma de streaming musical, acabé cansado de que incumplieran su anuncio de meter música en alta definición, y decidí explorar el panorama de la competencia para ver lo que podía ofrecerme.

Esto es algo complicado, porque Spotify es la plataforma de música más utilizada y tiene muchas interacciones sociales y con servicios de terceros. Por lo tanto, dejaría de poder saber lo que escuchan los demás, dejaría de poder crear muchas cosas a partir de mis datos de escucha. Pero Spotify es ya una de las que peor calidad de sonido tiene, y eso me animó a dar el salto.

Como spoiler, diré que desde verano estoy en Apple Music, que es la que me ha convencido, y que finalmente lo que me ha atrapado no es tanto la calidad de sonido HiFi como el Dolby Atmos. Esta tecnología me parece la mejor innovación en la manera de escuchar música en años. Siempre depende de la calidad de la mezcla, pero un buen disco con Dolby Atmos te hace sentir dentro de él, pudiendo escuchar con precisión el sitio en el que está cada instrumento, y superando por mucho lo que puede llegar a ofrecer el Stereo, que con buenas mezclas tampoco es poco.

Pero hasta llegar a Apple Music, pasé por muchas otras plataformas. Probé Tidal, YouTube Music, Amazon Music, Qobuz, Deezer y finalmente Apple Music, y cada una de ellas ofrecía algo único y diferenciador, aunque algunas me convencieron mucho más que las demás. Todas las probé con sus promociones de mes gratuito por nuevo usuario, y voy a decirte brevemente lo que me pareció cada una de ellas.

  • Tidal: Es muy parecida a Spotify con todas sus listas de reproducción personalizadas y ofrece dos calidades musicales, una con calidad CD que ya es muchísimo mejor que Spotify y por el mismo precio, y otra con mucha mejor calidad todavía. Me gustó su sonido, tiene Dolby Atmos aunque poco, pero no me gustó nada que tiene lo que más odio de Spotify: que te muestra mucha música promocionada que no te interesa. Estuve bastante tiempo con ella, pero acabé buscando otros horizontes.
  • Qobuz: Con diferencia, esta es la plataforma con mejor calidad musical. No tiene algoritmos ni recomendaciones personalizadas, simplemente eliges los géneros musicales que quieres que se muestren en tu página y listo. Su experiencia es como la de entrar en una tienda de discos, no hay recomendaciones y tienes que explorar por tu cuenta. En su contra está que también es la plataforma más cara.
  • YouTube Music y Amazon Music: Estas las pongo en el mismo punto porque las dos me horrorizaron. Tiene unas interfaces y aplicaciones móviles horrorosas, en funciones y contenido no ofrecían nada que me interesase. Amazon te empuja demasiado a sus productos como altavoces inteligentes para disfrutarla más, y YouTube simplemente es la única con peor calidad de sonido que Spotify. Estas me duraron poco, en uno o dos días ya supe que no eran para mi.
  • Deezer: Aunque la probé antes que Apple Music, luego me di cuenta que esta plataforma intenta ofrecerte lo mismo que Apple… aunque con peor diseño y peores recomendaciones. Solo tiene calidad CD, que ya es mucho mejor que Spotify, pero tiene una función que me gustaría ver en todas: puedes elegir tu estado del humor y te sugiere canciones acordes a tus gustos que coincidan con ese humor. Es algo simplemente mágico, aunque en todo lo demás estaba un poco por debajo.
  • Apple Music: Es la que menos listas de reproducción personalizadas ofrece (sin contar Qobuz), pero la que mejores recomendaciones tiene. Simplemente, Apple da en el clavo con sus algoritmos. En su índice no te muestra música que no esté relacionada con lo que escuchas (nada del Reggaeton que te intenta poner delante Spotify o el R&B de Tidal), y es capaz de detectar su subgénero. Me enamoró cuando empezó a recomendarme cada día discos de rock progresivo de forma específica.

Apple Music no es perfecta. Para empezar, si no eres usuario de productos Apple te escupe en la cara, porque en Windows tienes que usar un iTunes que duele a los ojos verlo de lo lento y mal diseñado que está, y en Android la app no funciona tan bien como en iOS.

Además, es la que más impedimentos me pone para poder scrobblear canciones en Last.fm, ya que es en esta web donde centralizo mis estadísticas de escucha, añadiendo las canciones que escucho en streaming de forma automática y las que escucho en CD o vinilo de forma manual. Afortunadamente, hay aplicaciones de terceros que me permitieron enviar automáticamente por scrobbling la música que escucho en Apple Music a Last.fm, pero no lo hace de forma nativa.

Pero tiene las mejores recomendaciones, y un sistema de perfiles que, sin llegar a las interacciones sociales que permite Spotify, por lo menos te deja seguir a usuarios y que te sigan para explorar lo más destacado entre lo que escuchan. Pero lo más determinante ha sido la calidad Dolby Atmos que ofrece, y que su página principal esté limpia de música promocional que no te interesa: sólo te ofrecen discos de géneros que te gustan.

Sin embargo, todavía hay algunas cosas que echo de menos de Spotify. Sobre todo dos. En primer lugar, Spotify Connect ofrece una experiencia para pasar la reproducción de un dispositivo a otro o controlarla desde un dispositivo en el otro que ninguna de las otras plataformas de streaming ofrece. Simplemente, es muy superior.

Aunque las recomendaciones de sus muchas playlist personalizadas diarias son malas, echo de menos que Apple Music tenga alguna lista de reproducción personal más. Diré que su “Radio” con una combinación de canciones de grupos que me gustan y otras de similares” es muy buena, y que tengo la lista de estrenos de los viernes, y puedo crear playlists de muchas maneras, pero que las 4 o 5 personalizadas para ti que te ofrecen sean de actualización semanal en vez de diaria no me termina de convencer.

Sin embargo, no me veo volviendo a Spotify ni cuando por fin llegue la música HiFi que prometieron para 2021. En parte porque este año también he transicionado dentro del ecosistema de Apple y ya no me molesta que las apps para Windows o Android sean malas, y en parte porque no quiero que un servicio por el que pago me siga metiendo delante de la cara géneros musicales que no me interesan.

#Música #Streaming #Internet

Guerra. Esta ha sido una de las inesperadas palabras clave en Europa durante este 2022. Y cuando el intento de invasión Rusa sobre Ucrania comenzó el pasado febrero, todos quedamos en shock viendo unos acontecimientos que nadie esperaba que se repitieran en Europa en pleno siglo XXI. Desde los primeros días, todo Europa en el ámbito político, social y cultural se volcó con el pueblo ucraniano, y han sido muchas las muestras de afecto que se han realizado desde entonces.

Y fue la primera semana cuando una de estas muestras trajo a Riverside a mi vida, el que se ha convertido en uno de mis más satisfactorios descubrimientos musicales del año. Yo solo conocía una o dos canciones de ellos por aquel entonces, y ya me gustaba su estilo de rock progresivo altamente melódico. Ellos compartieron en su Facebook la letra de una canción en apoyo a los que estaban sufriendo la guerra, y me sorprendió ver que parecía escrita a propósito para ello.

Fue entonces cuando empecé a bucear en “Wasteland”, un disco conceptual lanzado en 2018 que cuenta la historia de una guerra nuclear desde los puntos de vista desde quienes las sufren. Recuerdo que las primeras semanas devoré el disco una y otra vez completamente hechizado, y actualmente ya lo incluiría en el Top 10 de mis discos favoritos de siempre. Compré el CD y me gustó tanto que compré también el LP.

Wasteland es un disco melódico muy suave y melancólico, aunque también hermoso, fácil de escuchar por cualquiera pese a que tiene un par de canciones con fragmentos musicales algo más duras. Las letras son profundas, con canciones que hablan sobre la conmoción, la destrucción, el miedo, el dolor de la pérdida y la esperanza dentro del contexto de una guerra. Es un disco directo, sin exceso de instrumentación, y pese a los cambios de ritmo dentro de una misma canción propios del Prog, son canciones muy fáciles de escuchar.

Riverside es una banda polaca, y la voz de su cantante Mariusz Duda me ha gustado tanto que también he caído en su proyecto en solitario Lunatic Soul, aunque esa es otra historia. Lo que importa es que actualmente ya tengo 3 discos de Riverside en mi colección de CDs, y el próximo que lanzarán en 2023 ya encargado.

Personalmente, Riverside ha sido uno de esos grupos que me han entrado a la primera, de esos que hacen exactamente el tipo de música que me gusta y me llena. Un amor musical a primera escucha, aunque sigo teniendo la asignatura pendiente de poder disfrutarlos también en directo.

#Música #Prog #Rock #Riverside

El año está terminando, y si echo la vista hacia atrás veo que la mejor serie del 2022 fue una estrenada a principios de año. Simplemente, en todo el 2022 no ha salido una que esté a la altura de Severance, creada por Dan Erickson y dirigida por Ben Stiller para Apple TV+.

Como resumen, diré que su trama me ha volado la cabeza como hacía años que no me la volaba ninguna serie, y que me ha dejado hambriento de más, aunque sé que una buena producción debe cocinarse a fuego lento. El sabor que me ha dejado en la boca es el mismo que me dejaba hace mil años series como Lost, aunque espero que esta no improvise y que tenga un final digno cuando le toque.

La premisa es fantástica y muy original: en un mundo distópico hay una empresa que le ofrece a sus empleados poder separar su mente: cuando están en el trabajo no recuerdan nada de su vida fuera de él, y cuando están fueran del trabajo no recuerdan nada de su vida dentro del trabajo. Esto hace que coexistan dos personalidades, dos partes de uno mismo, ya que nosotros somos nuestras experiencias. Las personas de dentro del trabajo no recuerdan nada de su vida fuera, y eso hace que sean diferentes, pero que también el descubrir quienes son en realidad sea un misterio.

No quiero decir mucho para no estropear la sorpresa, pero es una de esas series que te impacta y te hechizan desde el primer capítulo, y según van apareciendo misterios te va atrapando y dejando con ganas de más. Es realmente difícil no devorarla enseguida. Pocas series hay que te creen estas sensaciones y que estén tan bien escritas, y realmente es una de esas producciones que le dan valor a un servicio de streaming.

Con ella y otras de sus producciones recientes, Apple TV+ se ha ganado mi respeto y que acabe percibiéndola de la misma manera que lo hago con HBO: menos series pero de gran calidad te dan más valor que muchas series pero de calidad mediocre, que es lo que le está pasando a Netflix.

#Series #Apple #Streaming

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