Yúbal.FM

Blog de Yúbal, donde hablo de música, series, tecnología y de cualquier otra cosa que se me pase por la cabeza.

El pasado mes de septiembre fui a uno de los mejores conciertos de mi vida. Sí, lo sé, ¿voy a escribir sobre mediados de septiembre a finales de octubre? Qué quieres, he estado muy perezoso a la hora de actualizar este pequeño blog.

Todo el que ha hablado un poco conmigo sobre música sabe que Ayreon es mi “grupo” favorito. Entrecomillo grupo porque realmente es un proyecto musical, una serie de óperas de Heavy Metal creadas por el músico holandés Arjen Lucassen. El caso es que Lucassen odia hacer conciertos, aunque una vez cada 2 o 3 años organiza en la ciudad donde vive un fin de semana de directos. Reúne a 16 o 19 de los mejores cantantes de metal del mundo, y hace 5 conciertos en 3 días. En total, teniendo en cuenta que la sala donde se celebran tiene una capacidad de entre 2.000 y 3.000 personas, pone a la venta entre 10.000 y 15.000 entradas, las cuales se agotaron en 10 minutos.

He de decir que este concierto, a mi parecer, se quedó un poco por debajo del de Ayreon Universe celebrado en 2017, pero aun así fue espectacular tanto por los grandes músicos que tocaron como por los impresionantes cantantes que actuaron. Blind Guardian, Pain of Salvation, Blind Guardian, Evergrey, Epica, Toehider, Arena, y un largo etcétera. Sus cantantes estaban allí, y los disfruté muchísimo.. Tocó hacer dos horas de cola antes de entrar, aunque se pasaron volando entre hablando con mi compañero de trabajo Isra (que también fue) y otras personas de otros países que esperaban junto a nosotros. Fuimos el domingo a las 12 del mediodía, en un pase en el que no se pusieron a la venta entradas VIP, y la recompensa fue estar casi adelante del todo y poder ver a todos los músicos de cerca.

Sobre las voces, solo voy a destacar que Michael Mills de Toehider es el cantante más versátil e impresionante que he visto nunca. Brittney Slayes de los canadienses Unleash the Archers fue el mejor descubrimiento y se ha convertido en una de las mejores voces femeninas que he visto, Daniel Gildenlöw me dejó con ganas de ver alguna vez a Pain of Salvation por fin en directo, y Hansi Kürsch de Blind Guardian sigue siendo el kaiser del heavy metal. Y bueno, Damian Wilson merece mención aparte, porque en cada concierto se recorrió las colas de gente para poder sacarse fotos con todos. Y qué maravillosa voz tiene.

Este año, la visita a Holanda para disfrutar del concierto fue más corta que nunca, pero igualmente fue una experiencia maravillosa. Ya estoy contando los días para la próxima. Dentro de uno o dos años se anunciará una nueva serie de conciertos, tocará partirse la cara para intentar conseguir entradas, y haré lo posible para repetir la experiencia.

Porque al final, los conciertos de Ayreon son lo más cercano a una experiencia religiosa que he vivido. Entre 10.000 y 15.000 personas juntándose en una ciudad de no más de 200.000 habitantes, todos con camisetas de un único grupo (lo que lo diferencia de los festivales), y con una enorme carga de complicidad y hermandad entre todos. También tiene sus momentos de “caza de Pokémon”, cuando la gente va por la calle buscando a algunos de los cantantes de metal más conocidos del mundo para sacarse una foto con ellos. Yo no quise molestar a Hansi mientras caminaba comiendo tallarines por la calle, y ahora me arrepiento de no sacarme una foto con él.

#Personal #Música #Concierto

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Hoy es mi primer día de vacaciones, y tengo por delante dos semanas de relax. Y como siempre, uno tiene la decisión de si descansar y aburrirse un poco o intentar exprimirlas al máximo… con el riesgo de volver al trabajo más cansado de lo que me fui. Todavía no tengo tomada la decisión, iré improvisando por el camino.

De momento, mis planes son sencillos. Primero haré un pequeño viaje a Lisboa, la capital de Portugal. Hace varios años fui a Porto y me gustó mucho, y ahora toca visitar la ciudad. Tengo 3 acompañantes más y un planning para no parar de caminar ninguno de los pocos días que iremos. Ya veré si decido hacer una entrada en el blog comentando el viaje, porque he de confesar que últimamente estoy un poco perezoso aquí. Pero no, intento no tenerlo abandonado durante meses como la última vez.

Antes de viajar a Lisboa voy a tener varios días con la agenda vacía. Honestamente no me gusta, prefiero que la primera semana de vacaciones sea para viajar, y la segunda para descansar del viaje. Sin embargo, por cuestión de precios en los vuelos ha tenido que ser un viaje entre la mitad de esta semana y la otra mitad de la que viene. No es lo ideal, pero es lo que hay. En los días que tengo libre iré a la playa, que para eso vivo en la costa mediterránea, y quizá intente alguna otra escapada.

Portugal es la vecina de España, compartimos península, y es un viaje bastante cerca. Desde que comenzó la crisis del COVID no he hecho un viaje fuera de España que no fuera a un país vecino, y tendré que solucionarlo el año que viene. Me atrae mucho el este de Europa, pero habrá que ver cómo están las cosas.

Y luego… conciertos

Después de este viaje, descansaré dos días e iré al Ripollet Rock. Es un pequeño festival gratuito que se hace en Ripollet, un pueblo de la provincia de Barcelona. En este festival tocará la mejor banda de rock de España, los Dry River. Pero también tocará Delalma, la que posiblemente sea la mejor nueva banda de metalmelódico de este año, una superbanda formada por miembros de otros grupos, y liderada por el ex-guitarrista de Mägo de Oz, Manuel Seoane.

Si has leído otras veces mi blog, ya sabrás que este está siendo un año de música y conciertos, y esta es mi primera incursión a un festival pequeño en cantidad de bandas, y mediano en el peso de las tales. Para el año que viene he considerado la posibilidad de ir a algún macro-festival, aunque creo que es algo demasiado grande y agotador, y no me atrae tanto como uno con muchos menos grupos, pero en el que puedas disfrutar de cada concierto.

Lo que queda de año va a ser muy intenso en tema de conciertos. En septiembre viajo a Holanda al de Ayreon, con a esperanza de que esté a la altura del anterior concierto del mismo proyecto musical al que fui hace varios años ya, y que de momento es el mejor concierto al que he ido en mi vida. Luego, los gaditanos Saurom vienen a Valencia también en septiembre, en octubre voy a Madrid a un musical y un concierto, en noviembre Delalma van a Valencia y quizá me acerque… y así sin parar. Ya os iré contando.

#Personal #Viajes #Concierto

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El 1 de octubre de 2022 fui a mi primer concierto después de la pandemia del COVID-19. Nunca he sido una persona de ir a muchos conciertos, pero había sido un año especialmente duro con esa mezcla de los últimos coletazos del COVID y el inicio de una guerra en Europa que parecía que podría escalar a niveles nucleares, y la experiencia de ese concierto fue absolutamente liberadora. Era un festival con varios grupos locales, pero solo fui a ver a Dry River, la mejor banda de rock de España.

Después de ese concierto, antes de terminar el año fui a dos más. Y recuerdo que cuando cambiamos de año, el propósito que me marqué fue empezar a ir a más conciertos durante 2023. Y caray si he cumplido, porque si en todo 2022 fui a 3 conciertos, esa es una cantidad que he conseguido en un único fin de semana este año.

Ahora mismo estamos a 29 de julio de 2023, y honestamente he perdido la cuenta de la cantidad de conciertos a los que he ido. Empecé el año fuerte, en enero viendo a Dry River llenando la sala de Castellón, y en febrero yendo hasta a Barcelona a ver a los noruegos Leprous, que fue uno de los dos grupos que más me enamoraron durante 2023. El otro grupo que más me gustó fueron los polacos Riverside, a los que si todo sale bien iré a ver en octubre a Madrid. Una coincidencia, porque estaré en Madrid esos días para ver el musical de El Fantasma de la Ópera, y cuando Riverside anunció su fecha me pedí un día libre más y alargué la estancia en el hotel para aprovechar.

Pero entre medio, he ido a muchos otros conciertos, que generalmente están siendo festivales pequeños o conciertos en pequeñas salas. También hay excepciones, porque en agosto iré a ver a Dry River y Delalma a un festival bastante grandecito en Ripollet, y en septiembre viajo hasta Holanda para ver a Ayreon. Pero en general, casi todo están siendo conciertos locales en pueblos de la provincia, e incluso a veces solo eran dos personas haciendo música en una cafetería.

Las grandes ventajas del directo

La música en directo tiene una magia especial. Es verdad que no suena igual de perfecta que cuando la escuchas en un disco, pero es mucho más honesta, cruda y directa. En un disco un artista mediocre puede meter mil efectos, afinar artificialmente sus instrumentos o la voz, y aparentar ser mejor de lo que es. Pero en directo no hay ni trampa ni cartón, lo que ves es lo que hay, y es donde realmente se demuestra lo que eres capaz de hacer.

Los conciertos también son eventos de comunión entre artistas y público. Escuchar tu canción favorita en unos buenos auriculares es una experiencia increíble, pero poder ver al artista delante tuyo en carne y hueso interpretando esa misma canción es una magia especial que no se puede describir. Además, siempre hay pequeños detalles que hacen cada concierto irrepetible.

Además de esto, cuando empiezas a ir cada vez a más y más conciertos locales también acabas coincidiendo una y otra vez con las mismas personas. Gracias a esto, puedes hacer nuevas amistades con personas con gustos afines, y esa ha sido otra de las cosas que está haciendo este año sumamente especial. He podido conocer a mucha buena gente en mi ciudad, con la que poder charlar y quedar antes y después de un concierto para tomarnos algo juntos. También he tenido el privilegio de poder contar entre estas nuevas amistades a artistas musicales que admiro profundamente.

Esta última parte es algo que también me está resultando nuevo a mis 41 años. Normalmente, la relación con los músicos que me gustan ha sido de poco contacto, y en algunos casos locales poder enviarnos de vez en cuando algún mensaje relacionado con un nuevo lanzamiento. Pero este año he podido ir a un concierto y, al terminar, salir a tomar algo con esos mismos artistas a los que he estado viendo. Y siempre podré contar esa anécdota de haberme hecho amigo de uno de mis músicos favoritos cuando, al coincidir en un pequeño festival donde ni siquiera ellos tocaban, me preguntó si me gustaba el rock islandés. Fue una casualidad que de allí fuera otro de los mejores grupos que descubrí en 2022.

Con todo, he de decir que 2023 está siendo uno de los mejores años que recuerdo. Me puedo sentir un poco culpable con esto cuando todo parece irse a la mierda en el mundo, pero es una pequeña burbuja personal en la que me siento muy bien, y que me está dando muchas y muy buenas alegrías.

#Personal #Música #Concierto

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“Siempre he pensado que lo bueno de la vida llegará cuando saques esa espina.

Si eres capaz de resolverlo antes de marchitar, volarás libre en el tiempo”.

Todos los años hay algún grupo que me conquista, bien porque lo acabo de descubrir y me encanta o porque tras tenerlo en segundo plano por fin he conseguido sumergirme en su música. Annacrusa es mi crush musical de la primera mitad del 2023, y es una combinación de ambas cosas: un grupo que descubrí a finales del año pasado, pero que desde que los vi por primera vez en directo el pasado marzo me terminaron de conquistar musicalmente.

Annacrusa ofrece una propuesta sonora muy difícil de calificar, ya que mezclan muchos estilos e influencias en un sonido particular. A veces, tú escuchas un grupo y es fácil calificarlo: esto es rock progresivo, esto es rock urbano, esto es hard rock. Sin embargo, Annacrusa es muy difícil de meter en ninguna etiqueta concreta. Esto es un arma de doble filo, porque al ser más difíciles de etiquetar también son más difíciles de vender al gran público en un concierto. Aunque como lado positivo, hace que sean una de las bandas con más personalidad que conozco.

Si tuviera que intentar mojarme, diría que son una especie de rock alternativo, con un sonido crudo, con fuerza y directo, pero a la vez con matices y detalles que ir descubriendo con cada escucha. Y lo mejor de todo son sus letras, porque van desde la introspección personal hasta otros temas más sociales, pero siempre comprometidos. Te pueden estar hablando en una canción de cómo debes sacarte una espina de dentro para ser feliz, mientras que en otra abordan la lacra de la violencia machista desde el punto de vista de un niño que ve lo que le hace su padre a su madre.

La mala suerte que ha tenido Annacrusa es su timing, porque lanzaron su primer disco en pandemia del COVID-19, lo que les impidió hacer demasiadas giras y darse a conocer. Y luego, cuando sacaron el segundo disco el año pasado lo hicieron en ese momento en el que después del COVID todos los músicos vuelven a tocar en directo, y todas la salas están reservadas durante meses, a veces con conciertos que se tuvieron que cancelar hace uno o dos años. Esto les pone las cosas difíciles y es una lástima, porque honestamente pienso que son uno de los mejores grupos que hay actualmente en España.

“La Espina” es el segundo disco de la banda, y si ya normalmente la música de estos cuatro musicazos suele ser directa y sin una producción y efectos excesivos, en este segundo trabajo el sonido es totalmente fiel a como suenan. El disco suena igual que suenan ellos en directo, y esto evita las típicas decepciones de cuando escuchas un discazo tan excesivamente producido que luego en directo la banda no da la talla. En este caso es al revés, en vivo ellos suenan incluso mejor por la energía que transmiten.

La banda comenzó inicialmente con la idea de hacer un dueto acústico, aunque al componer las primeras canciones no tardaron en inclinarse por el rock. Sin embargo, este origen se nota todavía en las canciones, y en su disco vas a encontrar desde temas potentes hasta otros mucho más delicados. Además, todas las canciones que hacen son versátiles, suenan igual de bien tanto en versión rockera como en acústico, por lo que alguna que otra vez también han toado en acústico, dándole un plus de originalidad y un giro de tuerca a sus canciones.

Por lo tanto, si has leído hasta aquí mi divagación sobre uno de mis grupos favoritos, solo me queda animarte a que vayas a verlos en directo en cuanto puedas. Desafortunadamente todavía no tienen tantas fechas como este grupo se merece, pero estoy seguro de que esto cambiará tarde o temprano. Y solo decir, como final, que si son unos músicos excelentes son todavía mejores personas, y tengo la fortuna de poder considerarlos mis amigos. O sea que recuerda que después de ir a verlos no debes olvidarte de pasar a saludarlos.

#Música #Rock #Annacrusa

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He fracasado, he acabado volviendo a Spotify pese a ser el servicio de streaming con peor calidad de sonido. Y es que después de la aventura de abandonar Spotify y haber estado un año y medio fuera de este servicio, ha habido varias cosas que me han hecho volver. Y no, al final ninguna tiene nada que ver con la calidad de la música. Lo que me ha traído arrastrándome de vuelta tiene que ver con otras pequeñas experiencias que te ofrece la plataforma.

¿Pero por qué pierdo tanto tiempo con algo tan tonto como darle mil vueltas a la plataforma de streaming que utilizo? Pues quizá porque soy tonto jaja. Pero también porque al trabajar desde casa estoy escuchando música todo el día, y siempre busco la mejor alternativa posible.

Lo muy malo de Spotify… y lo que te trae de vuelta

Antes de empezar, voy a decir que no he cambiado de opinión respecto a las cosas negativas de Spotify. Sigue siendo el servicio con peor calidad de sonido en la música, y lo que es peor, ni siquiera tiene una tecnología como el Dolby Atmos, que me pareció revolucionaria en cuanto a la experiencia de escuchar música con auriculares puestos.

Además de esto, Spotify tiene uno de los peores algoritmos de recomendaciones que puedes encontrar. Es muy inferior al de Apple Music, es terriblemente repetitivo, e incluso otros servicios muy inferiores en todo como YouTube Music hacen eso mejor. Además de esto, la pantalla principal de Spotify es mucho más sucia, y te ofrece contenido que no tiene nada que ver con lo que quieres o con lo que te busca.

Pero Spotify también tiene ventajas que no tienen que ver con la música, pero que son efectivas a la hora de traerte de vuelta. La primera es que es el estándar musical de la actualidad. Si vas a los perfiles sociales de un grupo, los enlaces que siempre comparten son los de Spotify. Si te sale publicidad en una red social, suele ser también con enlaces a Spotify. Incluso los propios músicos, el perfil de streaming musical que gestionan directamente es el de Spotify, porque es el que todos usan y el que más dinero les aporta. De nada sirve que otros servicios de streaming les den mayores ingresos por reproducción si tienen muchísimas menos personas que los usan. Lo que da dinero es Spotify.

Además de esto, también están las interacciones de todo tipo. Puedo ver lo que están escuchando los contactos a los que he seguido en Spotify. Si tengo un amigo, me da su perfil, lo sigo, y siempre veré en tiempo real lo que está escuchando. Si a esto le añades que casi todos tienen Spotify, pues es algo que te da mucho más a la hora de descubrir música. Además, si vas a hacer un viaje y estás conduciendo, puedes compartir un enlace con otra persona que vaya en el coche para que se vincule a tu reproducción y maneje todo desde su móvil. Es muy cómodo.

Y luego están las interacciones con servicios de terceros. En esto, Spotify simplemente es mil años mejor. Tienes decenas de páginas web que interactúan con tus datos de escucha, que te generan recomendaciones y listas de reproducción. Simplemente hay muchas más cosas que hacer cuando te aburres.

Spotify también ha mejorado un poco, ahora es mucho mejor a la hora de descubrir subgéneros que te gustan, y siempre tengo recomendaciones de metal progresivo…. aunque casi siempre son las mismas.

Y eso es lo que me ha hecho volver, añadiéndole que después de año y medio uno descubre que la calidad de sonido no es tan importante porque no se nota tanto. Y aunque el Dolby Atmos sí que se nota mucho, una buena mezcla en el estéreo de toda la vida también puede darte una experiencia muy buena. Con todo, Spotify dice que pronto va a lanzar su servicio de música en alta resolución, y aunque sea más caro creo que será ya el final de mi debate, porque por fin me dará casi todo lo que necesito.

#Música #Streaming #Internet

Esta ha sido una semana intensa en el mundo de las redes sociales, puesto que Meta ha lanzado Threads, su alternativa a Twitter. Lo han hecho de forma precipitada, como si fuera un parto sietemesino, y apenas tienen el esqueleto básico sin muchas de las funciones que cabrían esperar, y con sólo un feed principal que es completamente algorítmico.

Aunque en Europa no ha sido lanzado de forma oficial, ya que no cumple con los estándares de privacidad mínimos en Europa, existen métodos para instalarlo manualmente, y evidentemente no he podido resistirme a probarlo. Y he de decir que pese a que tenía muchas ganas de poder probarlo, al final ha tenido el efecto contrario al que esperaba, y en vez de engancharme me ha recordado las peores sensaciones que se pueden tener en redes sociales.

Tras un día en Threads, volví a tener esa frustrante sensación de que lo que dices se pierde en un mar de mensajes que nadie lee. Esta es una sensación que siempre tuve en Twitter, y que también pasa en Instagram. Simplemente, el algoritmo premia solo a las personas influyentes, y a los usuarios “de a pie” nos oculta de todos los demás.

Esta es una sensación opuesta a la que experimento en Mastodon, donde el engagement es muy superior, y es más fácil entrar en conversaciones y que la gente te escuche.

Por qué tengo esta sensación

Muchos le echan la culpa de esta sensación a los algoritmos, y a que Twitter, Instagram y Threads se basan excesivamente en ellos para mostrarte contenido que quizá te interese. Pero yo no creo que se deba únicamente a esto, sino a la propia estructura de la red social.

Twitter y Threads son redes sociales centralistas, en las que estás en un servidor único junto a los demás cientos de millones de usuarios. Es una vorágine de gente entre la que es muy difícil que tu voz se escuche, porque queda perdida en el ruido.

Mientras, Mastodon es una red social organizada en varios servidores mucho más pequeños, y que están interconectados entre sí. Con ello, la red social te ofrece tres feeds diferentes: el de la gente que sigues sin algoritmos, el del servidor o instancia en el que te has registrado, y el general en el que ves los mensajes de todos los usuarios de todos los servidores enlazados (federados) entre sí, siempre en orden alfabético. Además, también tienes una sección de mensajes destacados para no perderte lo más importante.

A mi parecer, este es el gran secreto de las redes sociales del fediverso, el cómo están estructuradas. Tú puedes pararte a mirar lo que escribe la gente en tu servidor, y esto te da una sensación de cercanía y mucho más engagement que el resto de feeds. Esto hace que haya más ambiente de barrio, algo más cercano pudiendo leer a los pocos de tu instancia sin que sus mensajes se pierdan en el basto feed federado.

Threads ha prometido que implementará la tecnología ActivityPub, interconectándose a las demás redes sociales del fediverso. Pero incluso si lo hace, seguirá siendo un servidor con decenas de millones de usuarios, y el feed para leer solo el contenido de tu servidor será inútil.

Threads me ha hecho valorar más Mastodon

Con todo esto, lo que ha hecho Threads es que vuelva a enamorarme del concepto de Mastodon, y desde que lo probé he vuelto a escribir mucho más en la que considero mi red social favorita. Admito que la he tenido bastante abandonada, pero ahora me he reenganchado y me he seguido topando con todas esas buenas sensaciones que recordaba de hace unos meses.

Además de esto, el nuevo impulso que esta experiencia me ha hecho darle al fediverso ha hecho que también recupere mi cuenta de Pixelfed, la alternativa a Instagram, e incluso este pequeño blog que tenía olvidado desde hace medio año.

#Personal #Internet #Threads #Mastodon #RedesSociales

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Dry River es el mejor grupo de rock de España, y da igual si te gusta el rock duro, el progresivo, el metal o el rock más melódico, porque ellos lo hacen todo con su propuesta de “surtido-Cuétara-rock”. Su anterior disco, 2038, es el mejor disco de rock español de la década pasada, y una auténtica maravilla para los sentidos.

Habiendo parido entonces el mejor disco de rock de la pasada década, y después de haber sufrido cambios importantes en la plantilla con la marcha de dos miembros, uno de ellos uno de los pilares fundamentales de la banda, me imagino que debes tener una presión enorme a la hora de encarar un nuevo trabajo. Yo también andaba con algunas dudas respecto a cómo saldría, pero solo duraron hasta que lo escuché.

Pero es un disco brillante. Bastante diferente al anterior en algunas cosas, pero brillante. Casi todas las canciones me han entrado sin problemas a la primera, y aunque un par de ellas se resistieron me entraron enseguida en las demás escuchas. Las canciones son variadas, como siempre, habiendo más oscuras como La Serpiente, más técnicas como Segundo Intento, más metaleras como Capitán Veneno, y su característico toque de humor como Funeral.

La principal diferencia está en el enfoque y el sonido. Para este trabajo han trabajado con el productor Carlos Raya, mítico guitarrista de Sangre Azul y productor de bandas como Antonio Vega, M Clan, Fito y Fitipaldis o Leiva. Y ese toque más comercial y enfocado se nota mucho en Cuarto Creciente.

El disco es más serio y directo, y aunque las canciones mantienen ese toque progresivo con varios cambios de ritmo y estilo en un mismo tema, hay menos florituras y arreglos variados. En ese aspecto, es más sencillo, más pensado para que cuando el grupo toca en directo sea tal cuál suena en el disco. Pero las señas de identidad de la banda se mantienen, con los coros a lo Queen, las letras capaces de tocar varios temas que van desde el homenaje a un legendario comparsista del Carnaval de Cádiz hasta los sentimientos que provocó en nosotros la pandemia del COVID, pasando por otros temas sociales, o incluso divertidos.

Quizá, a nivel personal me parece que se nota un poco que en 2038 le daban más rienda suelta a la creatividad y la experimentación, mientras que se nota que este es un trabajo más profesional, maduro y enfocado para un público “más serio”. Han mantenido su toque de humor con una canción, pero se echa de menos que haya algún tema más de ese corte como en el trabajo anterior. Se nota la diferencia de tono en la música y los arreglos.

Sin embargo, también considero que estos cambios son importantes para una banda, que es bueno que cada disco tenga su propia personalidad, y que hubiera sido efectivo a corto plazo pero quizá menos a largo plazo seguir haciendo siempre más de lo mismo. Hay muchas bandas que se quedan estancadas ahí. A nivel personal, 2038 me gusta un poco más, aunque Cuarto Creciente sigue siendo lo mejor que he escuchado en mucho tiempo en el ámbito del rock en español.

Pero si estás leyendo estas líneas, lo mejor es que no me creas a mi, porque soy imparcial. Me declaro fan acérrimo de la banda, desde el verano pasado ya les he visto 3 veces en directo, y estoy deseando seguir haciéndolo. Lo mejor es que lo escuches por tu cuenta y con la mente abierta. Y que no te de pudor ir a un concierto de ellos, que no te lo vas a encontrar lleno de melenudos que te miran mal sabiendo que no eres de los suyos. En los conciertos de Dry River he visto franjas de edad que van desde los 13 hasta los 60 y muchos años. Es una fiesta de la música para todos como muy pocas bandas son capaces de ofrecer.

Y por cierto, este es otro de los secretos, los discos de la banda son brillantes, pero en directo sobresalen todavía más gracias a su carisma. Es una auténtica fiesta.

#Música #Prog #Rock #DryRiver

La primera película que he visto en este 2023 es “Pinocchio”. No la fracasada adaptación a imagen real hecha por Disney, que sigue empeñada en destruir todo su legado, sino la versión realizada por Guillermo del Toro también el año pasado. Y he de decir que ha sido una auténtica delicia para los sentidos.

Por una parte, en un mundo de ordenadores y de efectos digitales, ver una película con técnicas artesanales como el stop motion es algo que se agradece. Todo son marionetas, todas las animaciones se han hecho con esta técnica, y el resultado es increíble y lleno de colorido, donde se notan fondos pintados a mano, se notan todas las costuras, pero eso hace que la experiencia sea más agradable todavía. Sobre todo por lo más difícil en estos casos, los personajes hacen movimientos en falso, se comportan de forma realista, y esto le da un extra que hace que te olvides de que son muñecos movidos a mano.

La historia es la que todos conocemos, pero Del Toro la ha vestido con su personal capa de oscuridad que hace que el cuento sea un poco más serio, un poco más oscuro. Vemos que los personajes son más humanos, con sus defectos y sus virtudes, y que se aleja mucho de un cuento puramente infantil en el que todo es color de rosa.

Además, le ha metido todo un contexto político ambientándola en la Italia nazi de Mussolini, lo que le da un trasfondo que viene muy bien en estos tiempos en los que el fascismo vuelve a despertarse en Europa. Con este trasfondo Del Toro aprovecha para hacer unas buenas y apropiadas críticas a esta manera de pensar, y en la segunda mitad de la película hay alguna escena que, si te paras a pensar lo que está pasando sin que sea muy explícito, te das cuenta de lo terrible que es todo.

Por último, decir que la película tiene también su parte de musical, aunque ni son muchas canciones ni son largas y pesadas, por lo que pese a que te choque en un principio, al final te acostumbras rápidamente a ello. Son dos horas de película que se pasan rápidamente, sin que parezca que hay ningún tipo de relleno ni escenas alargadas en exceso.

Y bueno, yo nunca he hecho críticas de películas, o sea que esta es mi única y corta opinión. Intentaré ir diciéndoos qué me parecen las películas y series que vea este año.

#Cine

Querido 2023.

Soy una persona bastante conformista, y no me gusta demasiado pedir cosas. Sin embargo, como hace todo el mundo cada principio de año, me apetece dejar por escrito algunos propósitos de año nuevo. Parto de la base de que el 2022 no ha sido un año demasiado malo en lo personal, aunque parece que el mundo exterior arde cada vez con más fuerza. Por lo tanto, poder mantener esta estabilidad sería más que suficiente.

Pero puestos a pedir, mi mayor defecto es que soy una persona bastante olvidadiza y desorganizada, un caos mental con una mente que divaga sin parar. Y en un intento de ayudarme con ello, pues he vuelto a mis años mozos comprándome una agenda de papel para apuntarme cosas importantes. Sí, estoy convencido de que no la utilizaré y acabaré anotando cosas online o enviándome mensajes de Telegram a mi mismo, pero el año nuevo está también para marcarse propósitos que sabes que difícilmente cumplirás.

En cuanto a mi ocio, sé que voy a seguir coleccionando música. En los último años he estado coleccionando desde libros a películas en Bluray, pasando por monedas. Siempre buscando algo. Y finalmente, la última vez que me mudé lo vendí casi todo y decidí coleccionar únicamente música. En el momento de escribir estas líneas tengo 321 CDs y 80 vinilos según mi perfil de Discogs, que es donde anoto los elementos de mi colección. Esto es algo que me causa gran placer, tanto que cuando alguien me pregunta qué me puede regalar (pasó estas navidades cuando me preguntaron mis padres), mi respuesta ha sido un CD o LP que signifique mucho para ti, y que así pueda tener un poco de ti en mi colección. Seguiré aumentando mi colección en 2023, esto lo sé.

Relacionado también con música, mi otro gran propósito de 2023 es ir a más conciertos de los que fui en 2022. Después de varios años de pandemia, el año pasado lo terminé con 3 conciertos, dos de Dry River y otro de un grupo de versiones. Este año quiero superar esta cifra, algo fácil teniendo en cuenta que ya tengo compradas entradas para 3 conciertos en 2023, y seguramente caigan algunos más.

También me gustaría seguir viajando en este 2023, otro de los grandes placeres en los que invierto mi dinero. Tengo muchos destinos en mente, pero el dinero no es infinito tampoco, o sea que me conformo con 2 o 3 viajes decentes este año. Y que las dos escapadas que tengo en mente y ya con hotel reservado (Barcelona y Tilburgo en Holanda, ambos por conciertos), no tenga que cancelarlas por algún imprevisto.

Y poco más, querido 2023. Sé que también eres un año en el que llegarán malas noticias y algún suceso doloroso, esto es ley de vida, pero sólo te pido que al finalizar el año y hacer balance, pueda pensar que ha sido en general un año positivo.

#Personal

A día de hoy, podría decir que mi principal afición es escuchar y disfrutar música. Trabajo desde casa, y esto me permite poder estar escuchándola a todas horas, y gracias a el servicio de Last.fm del que ya os hablé, tengo todas las estadísticas de lo que escucho centralizadas en un único lugar. Y claro, ahora que el año está terminando, este servicio me permite echar la vista hacia atrás y ver cómo han sido mis gustos musicales en los últimos 365 días, e incluso compararlos con cómo fueron en 2021.

El informe de 2022 de Last.fm no llegará hasta la semana que viene, pero puedo mirar las estadísticas de los grupos y discos más escuchados en los últimos 365 días, y compararlos con el informe del año anterior. Es algo entretenido de hacer, y me gusta poder comparar ambos, y ya que me pongo a ello y tengo este blog, pues he decidido comentarlo con quien quiera leerlo. Y ya puestos, pues usaré la web de Musicorum para generar imágenes con los 6 artistas y discos más escuchados del año con los datos de Last.fm, y que así todo me quede bonito.

Ojo, antes de empezar ya te aviso que esto puede ser un tostón con muchos nombres que no conozcas y simplemente yo dejándome llevar a la hora de escribir sobre ellos. Pero para eso he creado este blog.

Mis artistas más escuchados de 2022

Después de haber sido un subgénero musical con el que he estado jugueteando durante años, pero en el que nunca he profundizado, el 2021 fue un año en el que empecé a adentrarme un poco más en los caminos del Prog: el rock y el metal progresivos. Ayreon lleva años siendo mi proyecto musical favorito, Mike Oldfield es quien me enseñó a amar la música, y Pink Floyd ha sido un amor creciente. También venía disfrutando de bandas como Dream Theater, Dry River, Symphony X, etcétera. Y aunque los tres primeros que he mencionado aparecen en mi top 6 de 2021, también fue el año en el que descubrió la música de Steven Wilson, con sus proyectos de Blackfield, Porcupine Tree y sus discos en solitario, y de ahí pasé a otras bandas similares.

Pero en 2022, el amor por este género se ha profundizado, en parte gracias a mis dos mayores descubrimientos: Riverside y Leprous. Son dos bandas que había escuchado pero sin profundizar en ellas, y durante este año simplemente me he quedado prendado. Riverside son muy melódicos y suaves, y Leprous más complejos, por lo que cuando no tengo humor para uno seguro que lo tengo para otro. También he escuchado compulsivamente Star One, ya que Arjen Lucassen (mi músico favorito, que también hace las óperas de metal de Ayreon), sacó un disco nuevo este año.

Dry River, que es la mejor banda de rock/metal de España de los últimos años, también sacó disco nuevo y eso les hace aparecer en mi top de artistas, y Steven Wilson y Pink Floyd es que ya forman parte de mi banda sonora. En el Top 10 también están Arena, Mike Oldfield, Queen, y muchos otros imprescindibles.

Lo que está claro es que mi 2022 ha sido el año del Prog, y que durante estos últimos 12 meses también he estado escuchando y explorando muchos otros músicos y artistas de este género. Sobre todo, mi camino me ha llevado más por el género del Art Rock, que es una especie de subgénero dentro del subgénero del progresivo, y que suele ser mucho más melódico e instrumental, mezclándose a veces con el New Age.

Mis discos más escuchados de 2022

En cuanto a los discos más escuchados del año, tampoco hay demasiadas sorpresas. De dos de ellos incluso ya os he hablado en este blog, como son The Congregation de Leprous y Wasteland de Riverside. Dos auténticas obras maestras que si bien no han salido este año, ha sido en 2022 cuando me han entrado definitivamente y las he escuchado de forma compulsiva. El hecho de que sea los dos primeros discos de los que os he hablado en este blog se debe precisamente a que son los que más escuché este año.

Por encima de ellos sólo está el último disco de Arjen Lucassen, con su proyecto Star One. Qué voy a decir, Metal Progresivo potente pero melódico, unos estribillos rompedores, y letras que hablan de series y películas de ciencia ficción. Es que parece un disco hecho expresamente para mi, como todos los de Star One. En esta ocasión, en vez de contar con 3 cantantes para todos el disco Arjen ha preferido que cada canción la cante un cantante diferente. Y sí, esto ha permitido que pueda lucirse con colaboraciones de los mejores cantantes de metal del mundo, a mi me parece que ha hecho que el disco sepa un poco más a Ayreon que a Star One. Aunque musicalmente se mantiene tan potente como los Star One, ya que los de Ayreon suelen ser más folk y melódicos.

El otro gran protagonista del año ha sido el Cuarto Creciente de Dry River, el cuarto disco de mi banda española favorita. Hacen un rock y metal progresivos sencillamente excelentes, que les ponen un peldaño por encima de cualquier grupo de metal español que podamos pensar, por muy famosos que sean. Quizá este disco es algo más directo y rotundo, un poco más serio y menos desenfadado. Echo un poco de menos los arreglos atrevidos de 2038, su disco anterior, pero sigue encantándome. En 2022 fui a dos conciertos de ellos, y en la primera quincena de 2023 iré a otro, con eso lo digo todo.

Y luego, en la lista del Top 6 siguen estando dos discos que vienen ya de enamorarme el año pasado, mi favorito de Arena y el recopilatorio de Blackfield. Arena ha sacado un disco nuevo este año, pero entre que ha sido a finales de año y que pese a tener el CD lo que no tengo es el disco dentro de ningún servicio de streaming, no lo he escuchado tanto como el anterior. Y es que Blackfield es perfecto para escuchar por las noches. Y por si Blackfield no fuera suficiente, mis puestos 7 y 8 son para otros dos proyectos de Steven Wilson: uno de sus discos en solitario y el nuevo de su banda Porcupine Tree, lanzado este año.

Si has aguantado leyendo hasta aquí, mi más sincera admiración, porque es simplemente un texto de Yúbal divagando sobre música. Pero oye, este va a ser uno de los pilares fundamentales de este blog, que no sea porque no te aviso. Me queda pendiente escribir algunas entradas sobre 2 o 3 discos más que me han gustado del año pasado, y también quiero seguir hablándote sobre los nuevos descubrimientos que haga.

De momento, te escribo estas líneas cuando me ha llegado el último CD de Antony Kalugin, que promete ser uno de mis descubrimientos musicales a profundizar en 2023. Se trata de un músico ucraniano que tiene múltiples proyectos musicales diferentes dentro del progresivo, cada uno con una personalidad diferente. Su último disco es de Sunchild, que es más Art Rock y melódico, pero también tiene otros proyectos más psicodélicos.

Porque si has tenido la paciencia de leer hasta aquí, ya puedes deducir que me gustan los músicos con diferentes proyectos musicales, esos que no solo se centran en un único grupo y a los que les gusta explorar géneros y estilos, como Mike Oldfield, Arjen Lucassen, Steven Wilson, etcétera. Si quieres ver todas mis estadísticas sobre música o agregarme, te dejo el enlace a mi perfil de Last.fm.

#Música #Personal

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