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Series

Este año me he sumergido en las series de Taylor Sheridan, y más concretamente en el universo de ‘Yellowstone’. La serie principal ha servido para recuperar a un actorazo como Kevin Costner, y es muy buena serie y me gusta, aunque no deja de ser sobre unos paletos de pueblo que solucionan sus problemas a base de pegar tiros y matar gente. Vamos, 100% cultura estadounidense. Pero tiene buenas tramas y muy buenos personajes.

Sin embargo, una de las mejores series que he visto este año ha sido una de sus dos precuelas, la de 1883. Y me parece una serie cruda, pero también hipnótica y hermosa. Narra el viaje de una caravana de inmigrantes europeos hacia el lejano oeste de Estados Unidos, cruzando las inhóspitas Grandes Llanuras, y ayudados por unos guías locales. Hasta ahora, el mejor western que había visto era la serie de ‘Godless’ en Netflix, pero creo que ‘1883’ ha conseguido superarla.

1883 y un oeste realmente salvaje

Cuando era pequeño vi algunos westerns, y casi todos eran iguales: un grupo de valientes vaqueros atravesando las llanuras guiando a una caravana y enfrentándose a los malvados indios mientras superaban sin problema cualquier obstáculo. La trama de esta serie puede ser parecida, un grupo de personas atravesando el desierto en una caravana en busca de colonizar el oeste, pero todo lo demás es totalmente diferente.

El gran mérito que le veo a ‘1883’ es que muestra el viaje de una manera salvaje y realista, donde literalmente casi todo te puede matar. Consigue transmitirte como ninguna otra que realmente estás ante un viaje peligroso, y que incluso antes de emprenderlo ya estás sufriendo. Vamos, que si acampas al lado de un río antes de emprender el viaje y el grupo de inmigrantes de Europa del norte y del este empiezan a beber agua despreocupadamente… pues las cagaleras y los males de estómago son el primer problema al que enfrentarse. Y casi puedes morir antes de empezar siquiera el viaje.

Una de las cosas que me gustan de Taylor Sheridan, el creador de la serie, es cómo describe siempre a los nativos americanos. Lo hace en Yellowstone, mostrándolos con respeto y transmitiéndote cómo anhelan algún día recuperar la tierra que les robaron. Y en ‘1883’ es todavía más respetuoso. Aquí, estos nativos están muy lejos de ser los indios salvajes que muestran los westerns clásicos, y nos muestra su cultura, su respeto por la vida y por la naturaleza, y sus motivaciones.

El peligro real de este viaje, por lo tanto, no son los nativos. Uno de los peligros más reales son los bandidos y los atracadores, esos despiadados hombres blancos que se muestran con la maldad que uno puede esperar de una tierra sin ley. Vienen y te atracan, y si pueden, por el camino violan y asesinan. El otro peligro es la naturaleza, el desierto, y un viaje por sitios sin colonizar, sin ciudades, sin agua y sin recursos. Sí, hay un momento en el que se muestra la fiereza de los nativos americanos y lo mortales que podían ser, pero puedes entender el por qué lo hacen.

Y además de todo esto, es una serie muy bien escrita, hecha con mimo y narrada desde el punto de vista de una mujer joven que va saliendo de las imposiciones de la cultura occidental para encontrar su libertad. Por momentos puede parecer ‘Bailando con Lobos’, por otros momentos es simplemente una aventura de la que disfrutas. La manera de escribir de Sheridan me gusta mucho, me gusta cómo construye a sus personajes, y cómo hasta los secundarios tienen mucha personalidad y peso. Y sobre todo me gusta cómo siempre hace que el paisaje y la naturaleza sea también uno de los personajes. En definitiva, es una serie muy recomendada.

#Series

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Todavía recuerdo cuando hace años Netflix era una plataforma de culto. No tenía muchas producciones, pero las que hacían propias eran excepcionales, y cuando una buena serie era cancelada en otra plataforma ellos la recuperaban para darle continuidad. Eran buenos tiempos, y pudimos disfrutar de series excepcionales como “Orange is the new black” o “House of Cards”, entre muchas otras.

Pero los años han pasado, y a finales de este 2022 Netflix es todo lo contrario a lo que era cuando todos la amábamos. Sus producciones ahora son decenas, como si fuera una fábrica de churros, y la calidad de estas ha bajado bajo mínimos. Sí, de vez en cuando les sale una muy buena serie, pero enseguida nos olvidamos de ella para seguir con las que emiten en el resto de plataformas. Además, cuando consiguen parir una de las mejores adaptaciones de uno de los cómics más imposibles de adaptar como “The Sandman”, incluso si es evidente que el presupuesto es muy bajo, tardan muchísimo en renovarla y casi la cancelan. Otras grandes series han corrido peor suerte, y Netflix se ha convertido en esa plataforma que cancela buenas series, y todos deseamos que otras acaben rescatándola.

Pero lo peor no es eso, lo peor es el feeling que dejan sus buenas series, el feeling de la decadencia de la plataforma. Con muy buenas producciones como “The Sandman”, el sabor que me queda en la boca cuando la termino es que ojalá esta serie se hubiera producido desde HBO o desde Apple TV+, ya que tendría más presupuesto, sería más seria, tendría más medios, sería mejor. Y lo mismo pasa con las malas adaptaciones como “The Witcher”, si hubiera corrido a cargo de otra plataforma posiblemente tendríamos una serie mucho mejor, y con suerte más fiel a los libros y con un mejor casting.

Y no, con el casting no quiero parecer un racista que se queja por cambios de etnias en personales, porque en The Sandman al personaje de la Muerte pasaron de hacerla blanca nieve como en los cómics a negra, y quedé encantadísimo con el resultado porque la esencia de los personajes está ahí. Pero en The Witcher han cogido a personajes como Yennefer y le han escupido a la cara. Qué mala suerte, porque es también lo que hicieron en los dos primeros videojuegos de CD Projekt, cuando hicieron un copia pega, omitieron a Yen e hicieron que Triss fuera una copia barata de ella.

Ya nadie pide series emitidas de golpe

Cuando Netflix estaba en su máximo apogeo, surgió el debate de si el resto de plataformas también debería liberar a la vez para poder hacer una buena maratón. Simplemente, Netflix tenía muy buenas serie, y con sus maratones conseguían que todos habláramos de ellas durante una o dos semanas. Eran las series a recomendar.

Pero yo considero que esto también ha pasado a mejor vida. Como he dicho antes, las pocas veces en las que Netflix consigue una buena serie todos la devoramos y comentamos… y enseguida pasamos a hablar de otras. Porque en Apple TV+ o en HBO puede que hayan estrenado una muy buena producción, y que todos estemos comentando cada capítulo durante una semana, teorizando lo que va a pasar, esperando que llegue el día de emisión del siguiente capítulo para comentarlo. Creo que simplemente es una experiencia mejor. Es verdad que a veces una serie pide ser devorada, pero ir racionándola me parece la estrategia más acertada.

Y con esto, hemos pasado de pedirle a HBO que se Netflixifique a que sea Netflix la que intente adoptar las buenas prácticas de la competencia. En mi caso, cada vez que Netflix anuncia que ha adquirido los derechos para adaptar alguna saga literaria con un tema que me interesa me acabo echando las manos a la cara y maldiciendo a quien corresponda porque los derechos no hayan ido a otra plataforma.

Sin embargo, hay algo que sí sigo agradeciéndole a Netflix, y es su apuesta por las producciones nacionales de cada país. Esto es algo que también hacen otras plataformas, pero no tanto, y esta diversidad ayuda a que determinados países como pueden ser España y Alemania crezcan en calidad de producciones ahora que saben que estas serán internacionales y no se quedarán todavía más maltratadas por algún canal convencional de televisión. Iba a decir que también quedarían inundadas de publicidad, pero no hablaré muy alto porque los anuncios también han llegado a Netflix.

#Internet #Streaming #Series #Netflix

El año está terminando, y si echo la vista hacia atrás veo que la mejor serie del 2022 fue una estrenada a principios de año. Simplemente, en todo el 2022 no ha salido una que esté a la altura de Severance, creada por Dan Erickson y dirigida por Ben Stiller para Apple TV+.

Como resumen, diré que su trama me ha volado la cabeza como hacía años que no me la volaba ninguna serie, y que me ha dejado hambriento de más, aunque sé que una buena producción debe cocinarse a fuego lento. El sabor que me ha dejado en la boca es el mismo que me dejaba hace mil años series como Lost, aunque espero que esta no improvise y que tenga un final digno cuando le toque.

La premisa es fantástica y muy original: en un mundo distópico hay una empresa que le ofrece a sus empleados poder separar su mente: cuando están en el trabajo no recuerdan nada de su vida fuera de él, y cuando están fueran del trabajo no recuerdan nada de su vida dentro del trabajo. Esto hace que coexistan dos personalidades, dos partes de uno mismo, ya que nosotros somos nuestras experiencias. Las personas de dentro del trabajo no recuerdan nada de su vida fuera, y eso hace que sean diferentes, pero que también el descubrir quienes son en realidad sea un misterio.

No quiero decir mucho para no estropear la sorpresa, pero es una de esas series que te impacta y te hechizan desde el primer capítulo, y según van apareciendo misterios te va atrapando y dejando con ganas de más. Es realmente difícil no devorarla enseguida. Pocas series hay que te creen estas sensaciones y que estén tan bien escritas, y realmente es una de esas producciones que le dan valor a un servicio de streaming.

Con ella y otras de sus producciones recientes, Apple TV+ se ha ganado mi respeto y que acabe percibiéndola de la misma manera que lo hago con HBO: menos series pero de gran calidad te dan más valor que muchas series pero de calidad mediocre, que es lo que le está pasando a Netflix.

#Series #Apple #Streaming